El patrimonio cultural debe ser de toda la sociedad, teniendo en cuenta que las ideas sean recompensadas y valoradas y que no existan personas que se aprovechen de las invenciones de otras y se apropien de ellas.
Para algunos defensores del Software Libre, la gente no tiene por qué pagar por un producto cultural que es patrimonio de toda la sociedad; otros consideran que se debe pagar, pero que ese pago tendría que otorgar derechos sobre el software sin tantas restricciones como las licencias actuales.